El origen del Ratoncito Pérez

¿Quién no ha escuchado más de una vez la historia del Ratoncito Pérez?

Según su creador, Luís Coloma, vivía dentro de una caja de galletas en la famosa confitería Prats, muy cerca del Palacio Real de Madrid.

Era “un ratoncito muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro y una cartera roja colocada en la espalda” que viajaba a través de las cañerías para llegar a las casas de los niños que habían perdido un diente de leche y lo habían dejado debajo de la almohada. Y les dejaba un regalo.

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El cuento fue inventado para consolar a un joven Alfonso XIII que con 8 años había perdido un diente.

La historia ha pasado de generación en generación, y el ratoncito ha visto cómo aparecían otros semejantes a él en otros países: Topolino en Italia, el Hada de los Dientes en Inglaterra…

Pero en todo este tiempo también ha dado algún que otro susto, ya que han sido varios los casos en los que algún niño ha tenido problemas con ese diente guardado bajo la almohada.

En un especial publicado en la revista British Medica Journal , se exponen los casos de un niño con un cuerpo extraño en el conducto auditivo que resultó ser un diente de leche, o de otro con una obstrucción en la parte superior del esófago por el mismo motivo.

A pesar de todo, estos son casos aislados, y los odontólogos españoles afirman que la labor de este personaje supone una importante ayuda para su profesión.

El cuento es una herramienta que sirve para normalizar y quitar miedos a los niños, además de familiarizarlos con los cambios que sufre su cuerpo y eliminar las connotaciones negativas de acudir al dentista.

La leyenda del Ratoncito Pérez, que lleva desde 1894 llenando los sueños de millones de niños, es una buena forma de educar a nuestros peques en materia de higiene bucal y de quitarles el miedo al dentista.

¡Hagamos que la historia del Ratoncito Pérez esté más viva que nunca!