21 DE MARZO, DÍA DEL SíNDROME DE DOWN.

 ALTERACIONES DENTARIAS EN NIÑOS CON SÍNDROME DE DOWN.

Los niños con síndrome de Down tienen una alta incidencia de caries y enfermedades de las encías debido a una serie de factores tanto físicos como ambientales (dieta, medicación…). Esto los convierte en un grupo de riesgo con grandes necesidades de cuidados bucales y preventivos. A pesar de ello, la salud oral de estos niños suele dejar mucho que desear ya que generalmente se encuentra relegada a un segundo plano, debido a que la propia enfermedad acapara toda la atención o porque existe un acceso limitado a los servicios odontológicos especializados.

La Salud Oral es un componente importante de la salud general. Contribuye al bienestar del niño, evita el dolor y las molestias, permite mejorar las probabilidades de una mejor nutrición, un lenguaje y apariencia adecuadas tan importantes en un niño en desarrollo tanto más si tiene síndrome de Down.

Las alteraciones bucales más frecuentes son:

  • Caries:
  1. Debido a una falta de destreza manual para una buena higiene bucal
  2. Alteraciones del tono muscular que impiden una adecuada masticación
  3. Dietas de consistencia blanda y ricas en carbohidratos.
  4. Medicación constante con alto contenido de azúcares o corticosteroides que disminuyen el flujo salival.
  5. Malformaciones dentarias, malposiciones que favorecen el depósito de placa bacteriana.
  6. Defectos de esmalte que hacen al diente más susceptible a la caries. 
  • Enfermedad periodontal: Por los mismo factores de riesgo de caries y además por posturas de la boca abierta (respiración oral) que favorecen que las encías se sequen y sangren más fácilmente.
  • Mal oclusión.

Estos niños necesitan una ayuda extra para conseguir y mantener una buena salud oral. A veces necesitan la ayuda de varios profesionales para realizar el cepillado dental. En la consulta dental, la capacidad de comunicarse con el niño es fundamental para lograr el éxito del tratamiento dental.

La prevención de enfermedades bucales se basa en:

  1. Higiene Oral desde la erupción del primer diente de leche, dos veces al día, los padres y/o tutores deben ser capaces de llevar la higiene bucal de forma rutinaria.
  2. Crear consciencia del impacto de los azúcares en la salud oral del niño.
  3. Solicitar al médico del niño la prescipción de medicamentos con el menor contenido posible en sacarosa.
  4. En caso de inhalación de corticosteroides, valorar los beneficios de los enjuagues de flúor tras la toma de medicamentos.
  5. Realizar la primera visita al dentista, al odontopediatra, durante el primer año de vida para valorar el riesgo de caries o enfermedad periodontal.
  6. Someter al niño a prevención temprana, revisiones periódicas, enjuagues con flúor o con clorhexidina, poner selladores de fisuras en dientes cuya anatomía favorezca la aparición de caries.
  7. Vigilancia y control de la erupción dentaria, evitando las pérdidas prematuras de espacio.
  8. Mejorar la musculatura orofacial mediante terapia miofuncional que incluye ejercicios respiratorios (mejorar la respiración nasal), ejercicios labiales (mejorar tonicidad del músculo orbicular y lograr un buen sellado labial) y ejercicios linguales (tratar los problemas de la lengua baja o deglución inmadura). 

De todo esto se puede deducir que siempre como en cualquier ámbito de la vida, y válido para todas las personas, es mejor PREVENIR QUE CURAR, siendo éste un lema que hay que cumplir con mayor rigor en pacientes especiales, entre ellos los pacientes con síndrome de Down.